Noé Gámez López, es un pequeño productor de la comunidad de Joya Grande, Jesús de Otoro, Intibucá, que se dedica al cultivo de hortalizas. Antes, Noé sembraba sus hortalizas al aire libre en el campo. Cultivaba chiles dulces “a la intemperie, donde le duran muy poco a uno, entre uno o dos meses en cosecha”.
La región donde Noé cultiva se caracteriza por una producción tradicional en campo abierto, en laderas, con temperaturas variables de muy bajas hasta a veces muy altas, sequías prolongadas o inundaciones, así como una agricultura poco tecnificada, expuesta a plagas y enfermedades en los cultivos.
Noé obtenía con mucha dificultad sus cosechas y sus ingresos económicos no eran suficientes. Con la ayuda de un proyecto de la cooperación internacional, Noé logró construir e instalar un macrotúnel para cultivar sus chiles.
El macrotúnel es una estructura con cubiertas plásticas, malla sombra u otro tipo de material que permite tener un control de condiciones ambientales como la temperatura, humedad y luz, donde los cultivos se encuentran resguardados de plagas y otros factores ambientales.
Macrotúnel donde el pequeño agricultor cultiva chile dulce y otras hortalizas
Mostrando su macrotúnel como una innovación en su finca, Noé explica con gran satisfacción que “así como tengo ahora el cultivo en una estructura bajo agricultura protegida, ya tengo seis meses de estar cosechando chile dulce”, generando un aumento de la producción y sus ventas a mercados locales y nacionales.
Esta manera de producir trae grandes beneficios al productor como el ahorro de agua, generación de empleos, mayor disponibilidad de alimentos, productos con mayor calidad, un mejor control de la producción, la oportunidad de cultivar productos fuera de sus respectivas temporadas y mayores ganancias para los productores.
Noé cosechando chile dulce en su macrotúnel
La agricultura está protegida, principalmente, por diferentes estructuras que incluye invernaderos, casas sombra o mallas y macrotúneles. Este sistema de producción permite controlar factores ambientales como la luz, temperatura, viento, lluvias, granizo y plagas. Al tener dichas condiciones controladas, el productor puede proteger sus cultivos, lo que previene pérdidas y genera un aumento de la producción.
Algunos de los cultivos más producidos bajo este sistema son el tomate, chile dulce, fresa, pepino, apio, perejil, rosas y otros. Bajo una casa malla de 600 m2 pueden crecer tomates, cebollas de bulbo, lechugas y zanahorias, lo que permite la diversificación de los cultivos. También se pueden cultivar plántulas de hortalizas para luego trasplantarlas a las parcelas o estructuras protegidas.
Cultivo de hortalizas usando sistemas de riego por goteo bajo la estructura de un macrotúnel
Entre las ventajas de este tipo de estructuras destacan una productividad más elevada y constante, mayor eficiencia en el uso de la tierra, el agua, los fertilizantes, los pesticidas, la mano de obra y la energía, así como la capacidad para satisfacer la demanda de manera rentable durante meses en el año.
Asimismo, existe un mejor control de las condiciones sanitarias y fitosanitarias para cumplir con los requisitos del mercado y reducir los daños a los cultivos, así como la reducción de la vulnerabilidad y del riesgo asociado a condiciones meteorológicas adversas que afectan negativamente a los cultivos y la calidad del producto.
Cultivo de plántulas de hortalizas para trasplantar y cultivar bajo agricultura protegida
El Proyecto ProOccidente de la Secretaría de Agricultura y Ganadería (SAG) promueve y apoya este tipo de tecnologías innovadoras y climáticamente inteligentes para beneficiar a 30 mil hogares rurales de seis departamentos del occidente del país (Santa Bárbara, Copán, Ocotepeque, Lempira, Intibucá y La Paz), así como para incrementar sus ingresos de manera sostenible, garantizar la seguridad agroalimentaria y contribuir a reducir la pobreza.
Siembra de pepino bajo la estructura de un macrotúnel
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